La 94a entrega de los Oscar conmocionó a los espectadores
por varias razones. Jane Campion, al ganar la estatuilla a mejor dirección siendo
la tercera mujer en obtenerla en la historia de los premios; los seis premios
para Dune; Coda como mejor película, y Troy Kotsur, como mejor
actor de reparto, y primer actor sordo en llevarse un Oscar, entre otros. Pero
el momento del que la mayoría de las redes sociales habla es el de la bofetada
de Will Smith a Chris Rock. Quienes vimos en vivo dicho suceso dudamos si era
un gag, parte del guión o algo auténtico. La cascada de memes no se hizo
esperar, de entre los cuales quiero destacar uno que se atreve a preguntar:
Will Smith, ¿héroe o amenaza?
Desde siempre son las preguntas
las que nos mantienen absorbiendo el mundo, conociendo el cosmos,
aventurándonos por los recovecos de nuestra mente. Son las preguntas las que
permitieron el inicio de la filosofía y también las que sirven para distinguir
entre lo bueno y lo malo. Pero primero comprendamos qué sucedió.
El comediante Chris Rock sube al
escenario a presentar el mejor documental y lanza varias bromas a los
asistentes, entre las que deja escapar una broma a Jada Pinkett Smith, esposa
de Will Smith, diciendo que «la quería y esperaba verla en G.I. Jane 2». Para
comprender la broma es necesario saber que Jada está rapada, como lo está el
personaje de G.I. Jane en la primera entrega de dicha película. La razón por la
que Jada está rapada es porque padece alopecia, algo que recientemente había
compartido al público. Will Smith pasó de estarse riendo de los chistes de Rock
a levantarse de su lugar y subir al escenario para abofetear al presentador y
luego regresar a su lugar y gritarle que «quitara el nombre de su mujer de su
maldita boca».
En primer lugar, está la comedia.
Desde la antigua Grecia la comedia se caracteriza por ser irreverente. Sobre
Sócrates, Protágoras y Platón comediantes como Eupolis, Calias, Aristófanes y
Epícrates escribieron líneas memorables que provocan la carcajada. Algunas de
estas bromas fueron todo menos inocentes, generando creencias sobre estos
personajes. Por ejemplo, en la Apología platónica Sócrates señala todos
los prejuicios que hay en su contra, mismos que sabe serán difíciles de
erradicar en un breve discurso. Estos prejuicios pusieron a una persona en
juicio y la condenaron a muerte. No por lo que realmente hacía, sino por lo que
los demás creían y decían que hacía.
Las bromas pueden ser
desproporcionadas y rayar en la crueldad. Normalmente son las que más impacto
tienen. Y es que cabe aquí la pregunta: ¿debe el humor tener límites? Parece
que no. Ponerle límites al humor es uno de los primeros pasos hacia el
totalitarismo y la dictadura. ¿Qué hacer entonces ante situaciones como la
descrita?
La prudencia es un rasgo
fundamental aquí. Esta virtud, tan preciada por Sócrates, Platón y Aristóteles,
permite afinar el juicio práctico. El humor no debe tener límites, pero el cómico
prudente entiende qué chistes, aunque buenos y graciosos, están fuera de lugar.
Por ejemplo, una broma sobre la herencia en un funeral está fuera de lugar. Con
la virtud es posible conocer los límites que separan lo cruel de lo hilarante.
Claramente Chris Rock careció de esta cualidad cuando bromeó sobre la alopecia
de Jada. Pero Will Smith también manifestó su carencia al levantarse y
abofetear al comediante. Hubo una exposición mediática de las terribles
consecuencias de la imprudencia.
La molestia y enojo de Will Smith
tienen una causa muy clara: la crueldad, disfrazada de broma, contra la
enfermedad de su esposa. Pero la reacción que tuvo es desproporcionada. En
lugar de abofetearlo pudo sencillamente haber exigido una disculpa frente a
todos. Pero no, optó por la violencia. La reacción más primitiva fue la que
mostró. En La ira y el perdón. Resentimiento, generosidad, justicia,
Martha Nussbaum reflexiona sobre el papel de la ira en la sociedad. Explica que
la ira busca restituir un honor perdido y devolver un estatus que la ofensa
difuminó. Pero ambas cosas son intangibles, por lo que cuando se cree que la
realización de la acción devolverá el honor y el estatus, realmente no lo hace.
El honor y el estatus son categorías que no pueden otorgarte los demás, sino
que cada persona debe saber que las tiene.
Epicteto, un filósofo estoico,
escribía que de las cosas que suceden en el mundo hay las que dependen de
nosotros y las que no dependen de nosotros. Entre las primeras encontramos
nuestras propias opiniones y acciones; el honor, la fama y la reputación, es
decir, opiniones ajenas, forman parte de las cosas que no dependen de nosotros.
La infelicidad y la miseria del alma, señala el filósofo, radican en querer
controlar lo que no depende de nosotros.
En Critón, Sócrates
reflexiona sobre la posibilidad de escapar a la prisión y así evitar la pena de
muerte que le esperaba. El argumento del diálogo versa sobre la idea de la
injusticia. Se cometió una injusticia contra Sócrates al condenarlo a muerte,
por lo que sus amigos hicieron una colecta para sobornar al guardia y permitir
el escape de Sócrates. Él, sin embargo, antes de aceptar la oferta de Critón,
se detiene a valorar las razones de por qué sí o por qué no debería escaparse
de la cárcel. Efectivamente, la condena fue injusta, pues los jueces fueron
incapaces de reconocer el valor de Sócrates y creyeron en todos los prejuicios
que otros —entre ellos los comediantes— habían hecho sobre su persona. Pero
escaparse de la cárcel también sería un acto injusto, pues sería violar una
ley. Ante la encrucijada, Sócrates se pregunta si lo que vale la pena en la
vida es sólo el vivir o el vivir bien. La inclinación será por la segunda
opción y su justificación es que una injusticia no paga otra injusticia y que
jamás debe devolverse mal con mal. La violencia nunca es la respuesta.
Lo irónico de la velada es que
minutos después Will Smith se haría con la estatuilla a mejor actor por El
rey Richard: una familia ganadora. En su discurso habló del amor, del valor
de la familia y pidió disculpas a la Academia y al público, pero no a Chris
Rock. Mencionó que «el amor te hace hacer locuras». La frase en sí no está
relacionada con nada de lo acontecido, pero sí lo está. Pareciera la
justificación de abofetear a alguien como respuesta a una broma —estúpida y
cruel— sobre su esposa. Lo delicado de sus palabras más sus acciones es que no
sólo está haciendo una apología de la violencia, sino que ha vinculado al amor
con la violencia.
Vivimos una época complicada,
donde se busca erradicar todo tipo de violencia doméstica: hacia los hijos,
hacia los cónyuges, hacia los ancianos. Pero ¿y la violencia al prójimo? Levinás,
el filósofo francés, señalaba que el conocimiento del yo inicia en la ética
hacia el otro. La tergiversación del amor en nuestros días es perversa. El amor
es buscar el bien del otro, no sólo de tu otro (esposa, hijos…), sino
del otro. Quien es capaz de ese amor, es capaz del amor hacia sus íntimos.
Pensar que un acto de amor consiste en golpear a otra persona que se burló de
tu ser querido ha reducido el amor a cualquier manifestación bestial. De ser
algo humano y trascendente, perdió todo valor. ¿Cuáles son las equivalencias
mentales cuyas creencias nos llevan a actuar? Ojalá algún día sea el amor como
auténtico bien.