viernes, 5 de junio de 2015

La muerte de Sócrates

En 1787 Jacques-Louis David, terminó este cuadro titulado La muerte de Sócrates. Posteriormente se convertiría en el pintor de la corte napoleónica. Usted tal vez lo conoce mejor por Juramento del juego de pelota, Napoleón cruzando los Alpes y La consagración de Napoleón y la coronación de Josefina. Sin embargo, este artista neoclásico logró captar en el cuadro aquí mostrado la personalidad y fortaleza de Sócrates ante la muerte. Un tema nada sencillo. Recientemente platicaba con otra persona sobre los retos de la vida y la capacidad que los seres humanos tenemos para aprender de nuestros errores. Esta persona exponía que uno tiene toda la vida para corregir sus errores, a lo que le increpé: "Falso. Uno cree que tiene toda la vida para ser un buen ser humano, pero lo cierto es que sólo tenemos este momento para hacerlo". Y es que las personas olvidamos en ocasiones que somos mortales. Es la única verdad contundente que tenemos en vida y, sin embargo, es a la que menos atención prestamos mientras vivimos. Además, no sabemos cuándo ni cómo llegará. Nadie puede asegurar absolutamente que el siguiente minuto seguirá respirando: un infarto, una intoxicación, un accidente o cualquier eventualidad puede cruzarse en nuestro camino y terminar con esta existencia.

Conocemos la historia del filósofo griego: creador del método filosófico conocido como la mayéutica, no dejó nada escrito, vivió en Atenas entre los años 470-399 a.C. y fue condenado a muerte por la democracia reinante en aquella Grecia de principios del siglo V a.C. Sócrates fue condenado bajo los siguientes cargos: corrupción de la juventud e impiedad. Platón y Jenofonte, ambos discípulos suyos, escribieron cada uno la Apología de Sócrates en donde presenciamos el momento preciso del juicio. Tras leer ambas podemos concluir que los jueces (Anito, Melito y Licón) no tenían fundamentos para sus acusaciones. Sócrates se defiende y expone argumentos que contradicen contundentemente las imputaciones en su contra. No obstante, lo condenan a beber la cicuta.

Platón recrea los últimos momentos de Sócrates en tres diálogos, que a mí me gusta llamar la trilogía de la muerte de Sócrates. El primero ya lo cité, Apología de Sócrates, el segundo es Critón y el tercero es Fedón. Por una tradición religiosa Sócrates no fue obligado a beber la cicuta al terminar el juicio como era la costumbre en la antigua Grecia, sino que fue encarcelado hasta el regreso del navío que celebraba la derrota del Minotauro a manos de Teseo. Esos días en la cárcel fueron recreados en el segundo y tercer diálogo de esta trilogía. En Critón participamos de la congruencia socrática frente a la tentación de la injusticia, cuando su amigo, quien le da nombre al diálogo, le ofrece sacarlo de la cárcel, pues logró juntar con otros amigos dinero con el que sobornaron al guardia para permitir la salida de Sócrates. Antes semejante oferta, el filósofo se niega tajantemente. De escaparse mediante el soborno él estaría cometiendo la injusticia, corrupción, de la que era acusado. Pero él predicó el bien y la justicia como único modelo de vida, incluso bajo el costo de la misma.

El tercero, Fedón, narra las últimas horas de Sócrates en la cárcel. El diálogo culmina con la toma de la cicuta. Precisamente por ello, el tema que flota en el ambiente es el de la muerte. La reflexión que abordará Sócrates aquí es sobre el alma y su inmortalidad. El garbo y tesón con el que Sócrates manifiesta la naturalidad de la muerte deja atónitos a más de uno. Los amigos que lo acompañan quedan perplejos cuando Sócrates manifiesta que quien es verdaderamente un filósofo debe estar gustoso ante la posibilidad de la muerte. Porque quien filosofa realmente busca aprehender la verdad, pero ésta se escapa en su totalidad por nuestra condición dual cuerpo-alma, pues hay que atender al cuerpo cuando tiene hambre, sueño, sed y distintos deseos teniendo que abandonar en ese momento la investigación filosófica por la verdad. Sin embargo, piensa Platón con Sócrates que la muerte, que es la separación del alma del cuerpo, nos permitirá acceder a esa contemplación total de la verdad, pues no habrá obstáculos que lo impidan. Sin embargo, una cosa es decirlo y otra mantener dicha creencia hasta el final de los días como Platón retrata a su maestro en Fedón y Jacques-Louis David lo pinta en este magistral cuadro. Esa paz que vemos delineada en el diálogo y la pintura sólo son posibles cuando el ser humano realmente vive una vida buena buscando ante todo la verdad y la justicia. No hay otra manera. Además, hemos de confesar todos que la muerte nos provoca cierta curiosidad. Cuando muera confirmaré o corregiré estas ideas.

jueves, 4 de junio de 2015

El logos

El evangelio según san Juan inicia de la siguiente manera: "ΕΝ ΑΡΧΗ ἦν ὁ λόγος". Esto lo traduzco así: "En el principio era el logos". Como sabemos la palabra griega logos es de difícil traducción, pues su riqueza conceptual es tal que ninguna lengua moderna es capaz de traducirla sin perder algo de su significado. Gracias a las nociones grecolatinas que tenemos sabemos que logos puede traducirse, entre otros tantos, por palabra, estudio, razonamiento, pensamiento, discurso o conversación.  ¿Qué quiere decir san Juan cuando señala que el principio era el logos? Que Dios es palabra, discurso, pensamiento y todo lo que logos implica. Valga hacer una aclaración en este momento. Muchos se estarán preguntando por qué estoy citando el evangelio de san Juan en griego. La razón es sencilla: todo el Nuevo Testamento está escrito en griego, que era la lengua culta al momento de redactar los 27 textos que lo conforman, iniciando con el evangelio según san Mateo hasta el Apocalipsis.

Hecha la aclaración, continúo con la relevancia del logos. San Juan nos está diciendo que Dios es Logos, y que por lo tanto, todo lo que es creado también lo tiene. Inmediatamente después de lo ya citado, Juan escribió lo siguiente: "καὶ ὁ λόγος ἦν πρὸς τὸν θεόνκαὶ θεὸς ἦν ὁ λόγος." La traducción sería: "y el logos estaba junto a Dios, y el logos era Dios". Porque Dios es Logos y el logos es Dios. No es casual que la primera tarea de Adán sea la de nombrar la realidad, como nos advierte Génesis 2.20 (appellavitque Adam nominibus suis cuncta animantia et universa volatiliacaeli et omnes bestias terrae): "Y Adán le puso nombre a todos los animales y a las aves del cielo y a todas las bestias terrestres. Aclaro que el Antiguo Testamento no fue escrito en latín, sino en hebreo, pero cuando éste se incorporó a la tradición católica se tradujo al lengua romana. Si alguien sabe hebreo les dejo el original del pasaje recién traducido (וַיִּקְרָ֨א הָֽאָדָ֜ם שֵׁמֹ֗ות לְכָל־הַבְּהֵמָה֙ וּלְעֹ֣וף הַשָּׁמַ֔יִם וּלְכֹ֖ל חַיַּ֣ת הַשָּׂדֶ֑ה וּלְאָדָ֕םלֹֽא־מָצָ֥א עֵ֖זֶר כְּנֶגְדֹּֽו׃). Regreso a mi análisis. La primera tarea, el primer trabajo de Adán es nombrar la realidad, es decir, otorgarles un logos para identificarlos y así saber que el buey es buey y la oveja, oveja. Surge la distinción y claridad conceptual gracias al logos.

Quiero ahora referirme a la filosofía griega para comprender mejor esta disquisición sobre la relevancia del logos en nuestra vida. El fragmento 123 (DK) de Heráclito dice lo siguiente: "φύσις κρύπτεσθαι φιλεῖ", es decir, "La naturaleza ama esconderse". ¿Significa esto que la naturaleza (φύσις) siempre permanece oculta? Claramente no, porque basta levantar la mirada para percibir los árboles, los animales, las estrellas, la luna, las nubes, etcétera. Sin embargo, considero que el sentido de este fragmento de Heráclito es mucho más profundo de lo que a simple vista puede notarse. ¿Qué es lo que la naturaleza oculta? Su logos. Para Heráclito es el logos lo que articula, rige y le habla al mundo (cf. B 93 DK). Necesariamente pienso en la palabra griega para verdad: ἁλήθεια. Siguiendo el análisis etimológico de la propia palabra, ἁλήθεια se compone del prefijo "a" y el verbo "lantháno". El prefijo "a" indica privación, mientras que "lantháno" es estar oculto, con lo que obtenemos una mayor comprensión de la ἁλήθεια griega. Verdad en griego significa lo des-oculto, aquéllo a lo que le quitamos el velo, lo que gracias a la no-oculteidad manifiesta su luz. De modo que la verdad está en todo, pero no está a la vista. Se halla oculta bajo los velos de la percepción. Su acceso es, probablemente, el movimiento ontológico y epistemológico más bello.

Hasta aquí se ha visto que Dios es Logos y el logos está en todo. Además de ello, el hombre posee logos, que es nuestra razón. Por ello, si queremos alcanzar la verdad lo que debemos realizar es desocultar la realidad para llegar a su logos, lo cual hacemos mediante nuestro logos. Así, la fusión entre ambos logos conduce a la inteligencia humana a la iluminación de la verdad que está en todo. La verdad que es la respuesta a ¿qué es esto o aquéllo? Lograrlo implica que perfeccionemos nuestro logos para poder vencer los velos. Necesariamente esto me lleva a hablar de la segunda navegación de la que habla Platón en Fedón (99c7-d1: δεύτερος πλοῦς). Esta expresión griega significa de la segunda mejor manera y a lo que se refiere Platón es a que a que buscar las causas verdaderas de las cosas no por medio de los sentidos, sino mediante el esfuerzo racional. Es dejar de navegar con la sola bondad del aire y tomar los remos para guiar al barco hacia donde realmente queremos. Es dejar de depender exclusivamente de las sensaciones para escudriñar entre los velos de la realidad y así obtener la verdad. Porque como escribió Heráclito: "La armonía oculta es superior a la manifiesta" (B 54 DK: ἁρμονίη ἀφανὴς φανερῆς κρείττων).


miércoles, 3 de junio de 2015

La democracia

Se acercan elecciones para elegir diputados, gobernadores, jefes municipales y jefes delegacionales en mi país (México). Será el domingo 7 de junio. Hace un momento en el periódico leía los resultados de encuestas recientes. En casi todos los rubros el Partido Revolucionario Institucional (PRI) lleva la delantera. Quiero hacer una breve reflexión sobre esta situación.

Iniciaré con la siguiente frase de Borges que seguramente ya han leído antes: "Descreo de la democracia, ese curioso abuso de la estadística". Y es que qué otra cosa es la democracia actual sino un juego de opiniones que se manifiestan mediante votos. En mi país, por ejemplo, actualmente tenemos por presidente a Enrique Peña Nieto, quien quedó electo sin haber sido mayoría. Llegó a la presidencia sólo con 38% de votos a favor, lo que quiere decir que la mayoría no quería que él fuera el presidente de México. Y, sin embargo, allí está. Es este juego de opiniones el que permite que uno piense que piensa, pero que en realidad no piensan nada. Sólo repiten y dogmatizan todo lo que llega a su mente, pero no lo someten a juicio, a crítica, a reflexión. Y es que tenemos que entender que no todo lo que se nos ocurre es verdadero y correcto. ¿O usted considera que el siguiente es un pensamiento correcto y verdadero: "Los adolescentes son alcohólicos"? Verdad que no. Sin embargo, es una idea, como tantas otras, que surgen de nuestra mente y que debemos someter a análisis para determinar su validez. Y es que la democracia nos ha vendido la idea de que es válido opinar y que todos tenemos la razón y que la verdad está sujeta al criterio de la mayoría. Pero esto es absolutamente falso. ¿O porque la mayoría opine que el Sol debería enfriar en lugar de calentar, el Sol dejará de calentar y comenzará a enfriar? ¡Claro que no! Porque la verdad es algo que el hombre descubre mediante su raciocinio, no es algo que el hombre determine ni dictamine. ¿Es mi opinión sobre Enrique Peña Nieto verdadero y correcta? Probablemente no. Lo importante no es tener toda la verdad en acto, al instante, sino estar abierto a la verdad, a seguir aprendiendo, a corregir y enmendar los errores. Cualquier otra postura sólo conduce al error.

Considero por lo que expuse brevemente que la democracia es más una condena que una bendición. De alguna manera conduce al individualismo y egoísmo que hoy padecemos. El 7 de junio habrá elecciones en México y por si fuera poco, debemos escoger entre diez partidos políticos cuyas propuestas no buscan el verdadero bien común, sino sólo los votos para que logren el registro y así ingresar dinero del erario público a sus bolsillos. Para quien quiera conocer las propuestas de cada uno de los partidos aquí les dejo la liga para consultar las plataformas electorales. Cabe mencionar que de los diez partidos políticos sólo dos realizaron conscienzudamente sus plataformas: Movimiento ciudadano y el Partido Humanista. ¿A qué me refiero? A que sólo en ellos encuentro propuestas a los verdaderos problemas de México, con un esquema de solución y una noción viable de la política. He de confesar que no creo en la honestidad política y que soy apartidista, si bien no apolítico. Es imposible ser apolítico, pues todo hombre, como ya lo anunció Aristóteles, es un "zoon politikón", un animal político. Ser hombre es, necesariamente, ser ciudadano y eso nos convierte en seres políticos al instante.

Sólo el diálogo razonado, exento de falacias, permitirá la construcción del bien común y de una sociedad sana. 

martes, 2 de junio de 2015

El elevador o el dilema de subir o bajar

Estoy seguro que todos en algún momento de nuestra vida hemos estado frente a un elevador para llamarlo. Llegamos al hotel, el departamento o la oficina y no tenemos apretamos el botón para que el elevador se abra. Hasta aquí todo luce sencillo. Pero ¿qué sucede si el elevador tiene dos botones? Uno con una flecha ascendente y el otro con una descendente. ¿Cuál aprieto? Hagamos el ejercicio. Está usted en el tercer piso y desea subir al séptimo pero la pantalla indica que el elevador está en el quinto, ¿qué hace? ¿Qué botón aprieta? ¿La flecha ascendente o la descendente? ¿Ya lo pensó bien? ¿Quiere un poco más de tiempo para tomar su decisión? Mientras lo hace le platico que he notado que la mayoría de las personas, sean éstas vecinos, colegas o huéspedes de un hotel apretarían el botón descendente. El razonamiento que realizan me parece que es el siguiente:

  1. El elevador está en el quinto piso.
  2. Estoy en el tercer piso.
  3. Quiero ir al séptimo piso.
  4. Por lo tanto, debo indicarle al elevador que baje del quinto piso al tercero para que me lleve al séptimo.
¿Cierto? Dígame que nunca pensó así ni siquiera una vez. La verdad es que todos lo hemos razonado así en algún momento. Sin embargo, ese razonamiento denota nuestra poca estructura mental y lógica. Además, también habla de nuestra toma de decisiones y, sobretodo, de cómo damos órdenes. Por ejemplo, el elevador no baja del quinto piso al tercero porque le haya apretado el botón con la flecha descendente; lo hace porque oprimí un botón que estaba en el tercer piso. Da lo mismo si el botón es uno o el otro. Al momento de oprimir, la computadora del elevador le indica a éste que debe descender un par de pisos. Y aquí es donde está lo divertido. El elevador llega al tercer piso, como fue solicitado, pero con la idea de que seguirá bajando (si usted oprimió el botón descendente). Lo que usted en cambio quería era ir al séptimo. En este caso debe oprimir el botón de la flecha ascendente. El elevador, bajo el comando de que lo solicitan en el tercer piso, bajará y estará listo para subirlo al piso que usted desee. ¡Hágalo, inténtelo! ¡Verá que funciona! No vaya a ser que lo traigan paseando por los pisos del edificio antes de llegar a su destino. Porque si oprimió la flecha descendente y alguien unos pisos más abajo también lo hizo porque quería ir a la Planta Baja o al Sótano, usted tendrá que convivir con toda esa gente y, además, quedar como aquél que oprimió mal el botón del elevador.

lunes, 1 de junio de 2015

Bienvenidos

No prometo nada y por eso pueden esperarlo todo. Aquí pretendo compartir con ustedes mis reflexiones: sobre arte, sobre el cosmos, sobre filosofía, literatura o cualquier otra cosa. Buscaré aclarar mi mente con la suya. Intentaré verter en este espacio ideas que me atraviesan diariamente. Tal vez la lectura que ustedes hagan ayudará, tal vez no. Realmente lo importante es que como el título del blog lo sugiere, aquí dialoguemos en busca de las explicaciones que en ocasiones hemos perdido u ocultado.